El complejo agroexportador argentino enfrenta una fuerte parálisis. Las declaraciones juradas de ventas al exterior por parte de exportadores de soja y cereales se derrumbaron un 97% en los últimos días, como consecuencia directa del actual esquema cambiario. Con un tipo de cambio oficial que ronda los 1.120 pesos por dólar, el negocio dejó de ser rentable para buena parte del sector.

La cotización del denominado “dólar blend” —que permitía liquidar un 20% de las divisas a través del contado con liquidación— había alcanzado los 1.130 pesos. Sin embargo, tras el acuerdo con el FMI y la eliminación de este mecanismo, el tipo de cambio quedó anclado en los 1.120 pesos (minorista) y 1.104 pesos (mayorista), generando desincentivos generalizados.

Mientras los pequeños productores se ven obligados a vender para cubrir deudas, los grandes jugadores del mercado —especialmente aquellos integrados verticalmente con acopios y exportación— optan por retener mercadería en silobolsas a la espera de un cambio en las condiciones económicas.

“El nuevo tipo de cambio, si se estabiliza por encima del dólar blend, representaría mejores ingresos para los productores”, expresó José Martins, presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, en diálogo con El Destape.

Por su parte, Gustavo Idígoras, titular de CIARA-CEC, la cámara que agrupa a los grandes exportadores, anticipó la necesidad de competitividad: “Una banda cambiaria con un techo de 1.400 pesos puede ser una señal clara para que Argentina recupere capacidad exportadora y se generen nuevas oportunidades en el comercio exterior”.

Caída en números

La magnitud del freno es contundente. El primer día tras el acuerdo con el FMI y la eliminación del dólar blend, se registraron 869.000 toneladas de productos derivados de la soja (porotos, aceite y subproductos) y 750.000 toneladas de maíz.

Un día después, las declaraciones de soja se desplomaron un 85%, quedando en 136.000 toneladas, mientras que las de maíz cayeron 50%.

El lunes pasado, las ventas externas de soja registradas fueron de apenas 93.000 toneladas, acompañadas por 425.000 toneladas de maíz.

Este martes, en un nuevo mínimo, las declaraciones de soja alcanzaron apenas 18.057 toneladas, consolidando una caída del 97% en relación con los registros previos.

El dato, más allá del impacto económico, refleja la tensión latente entre el Gobierno y el sector agroexportador, que aún espera definiciones sobre el rumbo del tipo de cambio y las condiciones de comercialización externas.